Por: Rafael Gutierrez
La solución empieza por el reconocimiento de la problemática que causa el conflicto, sus causas y efectos para los sectores involucrados, partiendo de la manifiesta voluntad de las partes para buscar la solución a los problemas, buscando el beneficio de todos los afectados con la terminación del conflicto.
ANTECEDENTES.

La guerra interna de Colombia además de la guerra civil de los mil días que tuvo sus inicios en 1889 y finalizo en 1902, lleva más de 60 años. Sus diversas causas empiezan por el problema de la distribución de las tierras, y la lucha sectaria de los partidos liberal y conservador, recrudecida con el asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948.
“El padre Javier Giraldo, partiendo de un enfoque que comprende el conflicto “dentro de la tradición jurídica del derecho a la rebelión”, coloca el problema de la tierra como eje fundamental para entender el conflicto, “ya que la tenencia de la misma está directamente relacionada con tres necesidades básicas, vivienda, alimentación y trabajo/ingreso”. En la medida que el Estado falla en garantizar dichas necesidades, legitima el derecho a la rebelión de los ciudadanos que, siendo llevado a su punto máximo, explica el surgimiento de la insurgencia.
Tolstoi en su novela La Guerra y la Paz, hacia el siguiente planteamiento: “Por qué, preguntaba Tolstoi, durante las guerras napoleónicas, millones de hombres, negando sus sentimientos humanos y su sentido común, recorrieron toda Europa masacrando a sus semejantes? “La guerra”, respondía Tolstoi, “tenía que suceder simplemente porque tenía que suceder”. Toda la historia precedente la había determinado. En Colombia el pre determinismo ha llevado a que la guerra interna suceda, los grupos armados han masacrado a sus semejantes sin mediar sentimientos humanos ni juicios de conciencia.
CONSECUENCIAS
Además, otras variables se han venido agregando durante los últimos 60 años: El Frente Nacional, La corrupción política y de los grupos dominantes de la economía, el narcotráfico, los grupos de auto defensa, la cultura del enriquecimiento rápido, la persistencia de la injusticia social, etc.etc. , han generado una serie de problemas sociales, económicos, políticos y culturales, entre los que podemos destacar a nivel de referencia para el diagnóstico, los siguientes:
.Desequilibrio Social: Genera Pobreza, Falta de Acceso a la Educación, Falta de Sistema de Salud eficiente para todas las gentes, Falta de Acceso a la vivienda, Falta de Fuentes de trabajo, etc. Causante de las reacciones de inconformidad.
- Desplazamientos de campesinos desposeyéndolos de sus tierras y hogares a la fuerza: provocando una de las mayores crisis humanitaria y social que este país ha tenido que enfrentar.
- Surgimiento de grupos armados al margen de la ley, responsables de múltiples abusos a los derechos humanos y violaciones al derecho internacional humanitario. (Guerrilla, Paramilitares, Narcotraficantes, Delincuencia Común, Traficantes de Armas, Patrocinadores de la guerra, etc. etc.)
- Niños y Jóvenes reclutados en las filas de estos grupos insurgentes, siendo testigos de violaciones sexuales, homicidios, secuestros y ataques contra poblaciones indefensas.
El conflicto interno de Colombia ha dejado más de 6 millones de víctimas y múltiples pérdidas económicas, sociales y culturales, frenando el gran potencial de desarrollo que tiene el país por sus enormes recursos.
En síntesis, este es el panorama que vive Colombia desde hace más de 60 años, recrudecido por las diferentes variables que se han agregado al conflicto.
Sin temor a equívocos, por lo expuesto y por lo imperioso que es construir para las nuevas generaciones un futuro con reconciliación, que acabe con este panorama sombrío; se hace obligatorio que concurran el gobierno con liderazgo a la altura del problema con politica de estado, que asuma las banderas del proyecto de paz, la clase dirigente, los actores de buena voluntad involucrados en el conflicto, los organismos internacionales y los países amigos de Colombia que voluntariamente se han ofrecido a mediar en el conflicto, busquen el acuerdo de paz que tanto necesita el país.
Si se acaba con las causas del efecto, se podrá lograr la cohesión social, la libertad, la justicia social y la armonía con desarrollo sostenido para todas sus gentes.
El ideal para la solución integral del conflicto en Colombia, es que todos los sectores afectados y los no afectados o beneficiados, manifiesten su voluntad de solidaridad y aporte comprobado, para la terminación de esta guerra que ha causado tanto daño. Esta convocatoria debe estar basada en un proyecto país de paz que supere las causas de su origen, con desarrollo sostenido a largo plazo, para evitar repetir la historia.
Se da por entendido que el proceso de paz no es una tarea fácil de lograr en poco tiempo, por el contrario, la tarea es ardua pues la complejidad de las variables, especialmente las que se han agregado, diferentes al problema agrícola y la lucha partidista que encontramos en los inicios del conflicto, hacen que el proceso sea más complejo.
La complejidad induce al reto de implementar el proceso de paz con una debida planeación estratégica, identificando los sectores y los actores, desarrollando el proceso por etapas con objetivos y sectores específicos para evitar que vaya a colapsar. Imprescindible una comisión internacional que verifique de manera continua, el cumplimiento de lo acordado.
RIESGOS.

De no ser así, se corre el riesgo de fracasar nuevamente, como ha sucedido en el pasado con otros intentos que supuestamente se llevaron a cabo para lograr la paz. Bienvenido el proceso que se adelanta en Cuba pues este es el comienzo de un acuerdo que nos puede llevar a la paz integral si se incluyen a todos los actores y se tiene la continuidad necesaria.
No se debe sub-estimar a los demás grupos que aun están en la insurgencia actuante y las variables que se han venido agregando al conflicto. Recordemos que El grupo de las FARC surge de un reducto de La Republica Independiente de Marquetalia, dirigido por Manuel Marulanda Vélez, después de los bombardeos llevados a cabo en el gobierno de Guillermo Leon Valencia.
No se puede olvidar que en el pasado se han llevado a cabo procesos de desmovilización como los del EPL en 1991 que aún tiene una facción activa, M-19, ERP, etc. Y el conflicto continua, habiéndose agregado los grupos para-militares, bandas criminales, carteles de la droga, traficantes de armas, etc. Que hacen que la cadena de complejidades de la paz en Colombia aumente.
La Organización Internacional Crisis Group en su informe del 10 de Mayo de 2007 sobre América Latina, incluye algunos aspectos sobre esta problemática, que por su actualidad y contenido me permito resaltar a continuación:
“El desmantelamiento del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre el 2003 y el 2006 es percibido por el gobierno del presidente Álvaro Uribe

como un paso decisivo hacia la paz. Aunque el hecho de haber sacado del conflicto a cerca de 32.000 miembros de las AUC ha alterado sin duda el panorama de la violencia, existe evidencia cada vez más fuerte del surgimiento de nuevos grupos armados que son más que las simples “bandas criminales” que contempla el gobierno. Algunos de ellos se comportan cada vez más como la nueva generación de paramilitares, y exigen una respuesta más inmediata e integral por parte del gobierno.
Desde comienzos del 2006, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de los Estados Americanos (MAPP/OEA), grupos defensores de los derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil han advertido insistentemente sobre el rearme de unidades paramilitares desmovilizadas, la persistencia de grupos que no se desmovilizaron porque no participaron en las negociaciones entre el gobierno y las AUC, y la fusión de ex paramilitares con poderosas organizaciones criminales, a menudo profundamente implicadas en el tráfico de drogas.
Peor aún, existen indicios de que algunos de los nuevos grupos y organizaciones criminales han establecido relaciones comerciales en torno al narcotráfico con elementos de los grupos insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Al mismo tiempo, el plan del gobierno para la reintegración de los paramilitares desmovilizados ha dejado ver profundas fallas.
Estas señales de alerta se deben tomar en serio, pues en estos momentos existen las condiciones para la continuación o el resurgimiento ya sea de grupos paramilitares como los tradicionales, o de una federación de nuevos grupos y organizaciones criminales apoyados en el narcotráfico.
Los combates militares con las FARC y el más pequeño ELN no cesan, y el tráfico de drogas no ha disminuido. Las cuantiosas sumas de dinero ilícito que produce el narcotráfico ayudan a alimentar el conflicto de varias décadas de duración, afectan la reintegración de los ex combatientes a la sociedad y fomentan la formación y el fortalecimiento de nuevos grupos armados, como sucedió con las AUC y las FARC hace más de un decenio.
Estos nuevos grupos todavía no cuentan con la organización, la cobertura y el poder de las AUC. No se sabe a ciencia cierta cuántos suman, pero incluso el cálculo más bajo –de la policía y la misión de la OEA– de cerca de 3.000 combatientes es preocupante, aunque algunas organizaciones de la sociedad civil llegan hasta triplicar esta cifra. Algunos de estos grupos, como la Organización Nueva Generación (ONG) en Nariño, han empezado a operar de modo muy similar al de los antiguos bloques de las AUC en la región, realizando, entre otras, operaciones de contrainsurgencia y buscando controlar territorio y población para dominar el negocio del narcotráfico.
Otros, como las Águilas Negras en Norte de Santander, son menos visibles, y compiten y colaboran a la vez con redes criminales establecidas en la frontera con Venezuela”.
LECCIONES.
El hecho de no haber contado la desmovilización de las AUC con una veeduría internacional permanente que verificara el cumplimiento de lo acordado y otros vicios y vacíos que dejo el acuerdo, fueron las causas por las cuales los para-militares no cesaron su accionar y por el contrario, aprovecharon la coyuntura para una nueva reorganización que se convirtió en lo que hoy se conoce como Las Bacrim. Pareciera que esto hubiera sido parte de la estrategia.
La magnitud que representa los nuevos grupos que se han agregado al conflicto interno de Colombia, adquieren proporciones que superan o van camino a superar las ocasionadas por los grupos guerrilleros. Esto nos muestra las implicaciones de estas complejidades para la paz del país, en las que no se puede volver a caer.
La lucha de guerrillas no se logra con el enfrentamiento armado, sino con acuerdos de paz entre las partes. Ejemplos como el de Vietnam, donde el ejército más poderoso del mundo no las pudo derrotar y lo sucedido en Guatemala, Salvador y Nicaragua, y finalmente en Sudáfrica donde el perdón fue el precio a pagar, nos muestran cual es el camino a seguir, teniendo en cuenta las experiencias positivas y negativas de estos acuerdos.
Para dimensionar la magnitud del problema y sus complejidades, es necesario ver de manera objetiva , otra serie de factores que generan malestar social y que se deben incluir dentro del proyecto país para la paz y el desarrollo sostenido de sus gentes con justicia social, libertad y seguridad que es lo que necesita Colombia.
Muchos analistas enfatizan que una de las causas por la cual el conflicto se ha incrementado, provienen del Frente Nacional. Coincido con ellos por lo siguiente:
El Frente Nacional establecido el 24 de Julio de 1956 en lo que se llamó el pacto de Benidorm firmado por Alberto Lleras Camargo y Laureano Gomez en representación de los partidos liberal y conservador respectivamente. Se estableció principalmente para la alternancia del poder y el reparto de la burocracia en los diferentes órganos del gobierno en partes iguales durante los 16 años acordados a partir de 1958, así, se daba por terminada la guerra sectaria que venía asolando al país por la lucha por el poder. Como instrumento de paz en su momento se justificaba; el problema ha sido los efectos y defectos que genero este modelo y que hoy son parte de las complejidades de la paz.
Consecuencias del reparto del poder y de la burocracia entre liberales y conservadores: la democracia quedo restringida al no permitir la participación de otros sectores políticos entre ellos la izquierda. La desaparición de la competencia abierta por la totalidad del poder político y por la exclusión de la oposición critica como medio de control político, dieron lugar al inicio de los grupos guerrilleros que hoy operan en el país.
Como legado del Frente Nacional, Surgieron los modelos clientelistas para lograr el poder y las cuotas burocráticas, la política se convirtió en un negocio y la ideología del liderazgo democrático quedo simplemente como un slogan pues el poder no es del pueblo y para el pueblo, sino de los políticos y para los políticos y sus benefactores que financian las campañas para llegar al poder. El poder es resultadista a corto plazo, busca únicamente los beneficios de los gobernantes de turno y sus benefactores.
Cuando los políticos son patrocinados por el poder económico, para financiar las campanas que los llevan a ser elegidos para gobernar, al llegar al poder no se enfocan en el equilibrio social para generar el bienestar general de las gentes, sino en la defensa de los intereses de sus patrocinadores y los propios, sin importar el desequilibrio social que tiene a las gentes sumidas en la pobreza, falta de oportunidades para acceder a la educación, para el empleo, para la vivienda y para el progreso que les permita una vida digna con libertad y justicia.
La corrupción como agregado del problema ha generado igualmente malestar social y enormes danos al país que están a la orden del día y solo basta leer los diarios y escuchar las noticias para evidenciarlo. En este blog hay un artículo sobre el mapa de la corrupción y otros, donde se pueden observar muchas de las prácticas corruptas derivadas del manejo político.
CONCLUSION.
Esta es la dimensión de las complejidades del problema de paz en Colombia que muestra los caminos que se deben seguir para lograr el reordenamiento político, social, económico, y cultural que permita lograr la paz con equilibrio social, justicia y libertad.

