Por: Rafael Gutierrez
12-8-2020
La actitud del presidente Donald Trump de violar los principios democráticos, la constitución, las instituciones y el estado de derecho de los Estados Unidos, para imponer sus falsas acusaciones de fraude en la elecciones del pasado 3 de Noviembre, habiéndosele rechazado más de cincuenta de estas demandas por las cortes, por no cumplir con los presupuestos legales de la oportunidad, la consistencia y la sustentación es decir, aportando las pruebas oportunas que comprueben el fraude que aducen en las demandas tal cual lo exige el debido proceso, situación reiterada, que una vez más sucede con el último fallo de la Corte Suprema del Estado de Pensilvania, al rechazar la demanda que pedía la revocatoria de los resultados electorales de Pensilvania. Por el contrario, de manera reiterada, se comprueba la transparente e inobjetable, votación del pueblo Americano, eligiendo por una mayoría superior a los siete millones de votos a Joe Biden y a Kamala Harris, como nuevos presidente y vicepresidenta.
La actitud del presidente Trump, de no reconocer que perdió las elecciones y su renuencia a acatar el fallo de los jueces, ha puesto en evidencia que su principal objetivo por encima del estado de derecho, es perpetuarse en el poder, como ya lo había dejado entre ver con sus discursos populistas, para imponer un régimen totalitario, convirtiendo a los Estados Unidos, contrariamente con lo que demagógicamente ha criticado; en otro país como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, etc. que se gobiernan con regímenes totalitarios, socialistas radicales y comunistas que atentan contra la democracia en el mundo.
Paradójicamente, y como estrategia sugerida, durante su campaña el presidente Trump en una falsa defensa de la democracia, estigmatizo a sus opositores como castro chavistas, sinónimo de socialismo extremo y comunismo; adjetivo inaceptable, pues Joe Biden y Kamala Harris por el contrario, son unos verdaderos defensores, decentes y respetuosos de los principios democráticos, de la constitución, de las instituciones, y del estado de derecho que desde hace más de doscientos años, ha constituido a los Estados Unidos como la democracia más sólida del mundo.
El presidente Trump, con su discurso populista que incita a la supremacía, la xenofobia, el proteccionismo, el desconocimiento por el respeto a la vida, a la salud, a la ciencia, a la libertad de expresión etc. Ha logrado cerca de setenta millones de votantes, engañados muchos por el falso nacionalismo democrático, habiéndolos convertido en su principal apoyo para buscar que se reforme la constitución como ya lo ha expresado en varias oportunidades, para ampliar el periodo de tiempo para el mandato, camino expedito para perpetuarse en el poder; Tal cual lo hicieron Hugo Chaves en Venezuela, Alvaro Uribe en Colombia y últimamente Vladimir Putin en Rusia para mencionar algunos.
No obstante, al haber quedado en evidencia que tiene como principal y verdadero objetivo perpetuarse en el poder, destruyendo la democracia de los Estados Unidos; la mayoría de los Americanos Demócratas, Republicanos e Independientes, incluidos muchos que hoy le siguen, y que se han quitado la venda de los ojos que les había puesto con su discurso populista, al evidenciar que solo busca perpetuarse en el poder; junto con ellos gran cantidad de líderes Demócratas y Republicanos que igualmente aman la democracia, las fuertes instituciones soportadas en la constitución y el estado de derecho; no aceptaran que el presidente Trump le dé un golpe de estado a la democracia de los Estados Unidos, como lo ha sugerido Michael Flynn después de recibir perdón de Trump de la sentencia por haberle mentido al FBI en el caso de Rusiagate.
Lamentablemente, el presidente Trump al no reconocer el triunfo inobjetable de Jose Biden, está causando un gran mal al país, al abstenerse a entregar el poder tal cual lo establece la constitución y los modales decentes de los gobernantes, para que pueda haber un empalme que permita atender de manera inmediata y coordinada, las situaciones críticas que afronta el país como es el caso específico de la pandemia del covid-19 que está teniendo un rebrote muy preocupante, y ha llevado a colapsar la capacidad hospitalaria en algunas ciudades. La vida de los Americanos está en alto riesgo y pareciera que al presidente Trump no le preocupa pues su prioridad es la de perpetuarse en el poder y jugar golf.
Es hora de que el partido Republicano, deje de mirar lo político y miren las crisis del país que demanda soluciones inmediatas; le hagan al presidente Trump un llamado a la sensatez para que no se siga poniendo en peligro la democracia, la constitución, las instituciones y la vida de los estadounidenses.