LA PROBLEMÁTICA DE LOS CAMPESINOS EN COLOMBIA.

POR. RAFAEL GUTIERREZ

Strike of the Colombian farming sectorEn Colombia se han venido presentando durante los últimos diez días, una huelga   de los campesinos del sector caficultor, extendida a  los productores de papa,  leche, arroz, maíz, tomate y hortalizas en varias regiones del país, que han llevado al enfrentamiento entre las fuerzas del orden y los grupos que protestan bloqueando las carreteras, lo que ha generado  escasez de algunos productos básicos de la canasta familiar en las ciudades del centro del país, pues la cadena de abastecimiento por medio del transporte terrestre, está bloqueada.  Este movimiento ha ido creciendo,  recibiendo apoyo de los sindicatos, estudiantes universitarios y en general de los habitantes de los centros urbanos del país.

El motivo del paro nacional, que en un momento fue desconocido por el propio presidente Santos, teniendo que retractarse posteriormente ante el evidente crecimiento del movimiento, tiene su principal causa en el costo de la producción, debido al alto precio que tienen los insumos agrícolas.

Algunos sectores han afirmado que detrás del paro existe un grupo de campesinos que están en “bancarrota” por la competencia que les han generado las importaciones y las desventajas a las que están sometidos por el mencionado acuerdo comercial.

Afirman que en la actualidad el Gobierno colombiano importa carne, pollo, leche, café, arroz, maíz y esta situación mantiene arruinados a los trabajadores del agro, porque no pueden sostener la competencia, agravada por los TLC. Estas opiniones también provienen de otros  sectores políticos y  de la economía.

En primer término, debo decir que la situación que se está presentando con el sector agrícola colombiano, es reiterativa para los campesinos   que trabajan sus propias tierras y que no son multinacionales o grandes empresas nacionales, que han sufrido durante más de cincuenta años el azote de la violencia y el olvido de los gobiernos de turno, que les  hacen promesas que no cumplen y que llevan al desespero al verse  en bancarrota por no poder producir con costos y precios competitivos que los estimule,  teniendo que llegar a estas vías de hecho para reclamar sus derechos.

Reconociendo que el sector campesino en Colombia, ha sido golpeado por la violencia de los grupos armados (guerrilla, para- militares, crimen organizado, etc.) que los desplaza siendo objeto del robo de sus tierras,  por la marginación de los gobiernos colombianos que no han hecho una verdadera reforma agraria con justicia para los que trabajan la tierra, con ayudas que les permita ver como atractivo la producción de la tierra, nos enfrentamos ante un problema recurrente, que debe ser resuelto principalmente por el gobierno colombiano.

MARCO HISTORICO

No obstante, considero que la problemática expuesta, no se deriva propiamente de los TLC, pues sin duda por el contrario, me atrevo afirmar,  es un instrumento que trae oportunidades de desarrollo para los países y que la posición contraria: el proteccionismo a ultranza, que  lleva a modelos cerrados de las economías de los países, dan  la espalda al desarrollo,  como sucedió con la estrategia de sustitución de importaciones, conocido como el  modelo  CEPALINO en Latinoamérica.

Para entrar en un entendimiento más amplio de lo que representa una economía abierta y una economía cerrada, es necesario ir al origen de los dos  modelos económicos a través de la historia, para que podamos tener elementos de juicio objetivos y no actuar de manera sistemática en oposición a lo que le brinda a los países una oportunidad de desarrollo.

Históricamente podemos decir que la economía ha combatido  el proteccionismo, como lo podemos ver en el libro del  economista Adam Smith, “La riqueza de las naciones”, donde se hace apología al libre comercio. Durante el siglo XIX, se produjo un gran debate entre librecambio y proteccionismo, en el que en principio ganaron los librecambistas, lo que se tradujo en una era de crecimiento de la producción generalizado, pero en la primera mitad del siglo XX, las revoluciones, las guerras y la Gran Depresión provocaron una vuelta a un proteccionismo de carácter radical, que se impuso a través del incremento de los aranceles existentes, establecimiento de cuotas y prohibiciones a la importación, controles de cambios en la moneda y a la entrada de capitales. El resultado fue bastante negativo y estas medidas de carácter proteccionista no hicieron sino agravar el estado de la economía. En aquel momento, fue Estados Unidos quien dio el primer paso hacia esta situación, con el establecimiento en 1930, del denominado arancel Smoot-Hawley, que supuso el incremento de las tarifas arancelarias de más de 20.000 tipos de productos, lo que fue seguido por toda clase de medidas proteccionistas en el resto del mundo, provocando una reducción del comercio internacional del 66%, que conllevó un gran incremento del desempleo.

Si bien la mayoría de sus críticos reconocen que este modelo no sufrió problemas graves como los que se presentan en otras economías menos desarrolladas, las críticas a la estrategia Industrial de Sustitución de Importaciones tenían varios aspectos negativos:

Elevados precios de bienes manufacturados e inflación.

Deuda externa.

Saldos comerciales negativos

Muchas exportaciones seguían siendo de bienes primarios que seguían sujetos al deterioro de los términos de intercambio.

Una tasa de empleo inferior a la de otros países con el mismo nivel de desarrollo.

Presiones inflacionarias asociadas a la lucha por la distribución del ingreso en una economía de productividad media baja.

Estrechez del mercado interno que impedía aprovechar las economías de escala para bajar costos.

Falta de protagonismo nacional para hacer de la innovación tecnológica un dinamizador del sector industrial (alta dependencia de la inversión de empresas extranjeras).

Subsidio a empresas propició formación de monopolios.

El sector industrial no se preocupó por conquistar mercados externos, destinaba su producción al consumo interno y de esta forma requería de la producción primaria para conseguir las divisas para comprar bienes de capital; reproduciendo la relación de dependencia que el mismo modelo pretendía evitar.

El monopolio nacional, los costos altos y la baja calidad de los productos nacionales frente a los de origen extranjero, abrieron el mercado al contrabando.

En Colombia, el modelo de sustitución de importaciones, genero mecanismos administrativos y económicos, como los aranceles,  régimen de importación prohibida, licencia  previa, depósitos previos, control cambiario, sistemas de cuotas, vistos buenos previos, entre otros. Esto genero el tráfico de influencias   para lograr la obtención de las aprobaciones, pues su proceso además de la incertidumbre de negativa, podían tomar  hasta seis meses o más para su aprobación. Para mencionar algunos casos  podemos referir el caso   de  las mercancías que se encontraban en el régimen de prohibida importación, que podían ser objeto de periodos de gracia concedidos por la Junta de Importaciones, para que las mercancías entraran al país por un tiempo limitado. La aprobación de una licencia previa era discrecional de la junta, pero se podía obtener si se contaba con  influencia de padrinazgo político y de lobby por parte de los relacionados con los miembros de la junta.

José Antonio Ocampo, ex secretario de la CEPAL, decía lo siguiente sobre la globalización contemporánea:

“La globalización tiene raíces históricas profundas, pero su avance durante las últimas décadas ha sido particularmente rápido. Su fuerza reciente es el resultado conjunto de procesos tecnológicos —la revolución de la tecnología de la información y las telecomunicaciones, en particular— y de la liberalización económica que se ha venido experimentando a nivel mundial, que ha reducido sustancialmente las barreras que imponían los Estados a la acción de los mercados.

Las manifestaciones más notorias de la globalización son el rápido crecimiento de mercados mundiales de manufacturas y servicios, la explosión de los mercados internacionales de capitales y los procesos de concentración económica en el ámbito mundial liderados por las empresas transnacionales. En la última década el comercio mundial de bienes se expandió a un ritmo anual del 7%, dos y media veces más que el crecimiento de la producción. El crecimiento del comercio de algunos servicios, sobre todo financieros y de comunicaciones, ha sido aún más dinámico. La capacidad de las grandes empresas para planificar crecientemente sus actividades a nivel mundial, ha dado lugar, a su vez, a una bonanza de inversión extranjera directa sin precedentes. Todos estos procesos representan oportunidades para los países en vías de desarrollo, aunque también riesgos.” (Hasta aquí la declaración de Jose Antonio Ocampo.)

Como consecuencia de la crisis de la deuda externa en 1982, los países latinoamericanos se ven obligados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a pactar programas de apertura económica para tener acceso a nuevos créditos: México (1986, 1989), Bolivia (1986), República Dominicana (1988, 1990), Venezuela (1989), Ecuador (1989), Perú (1990), Brasil (1990), Argentina (1989, 1990) Los empréstitos son dirigidos ahora, no al financiamiento de proyectos, sino al desarrollo de programas para el logro de un verdadero ajuste que garantice el pago cumplido de la deuda. Se exige un cambio en el modelo: no un desarrollo «hacia adentro», basado en el proteccionismo, tal como lo había propuesto la CEPAL a mediados de siglo, sino un desarrollo «hacia afuera» que garantice mercados abiertos, buscando una balanza comercial favorable; incremento del ahorro interno; eliminación de los subsidios; reducción de la intervención del Estado.

Resultados:

El Modelo se agotó
Economía crecía poco
Mercado interno era muy limitado
Desempleo aumentaba
El mundo estaba cambiando hacia la tercera aplicación del modelo clásico

Algunos especialistas opinan que la globalización es un fenómeno reciente, que marcará profundamente el futuro económico del mundo, y que afectará a los países en desarrollo de una manera decisiva. Muchos autores y pensadores sobre el destino de la civilización, han venido repitiendo incesantemente que el mundo se está acercando cada vez más, que las comunicaciones van a tener un gran impacto en los patrones de vida de los países, que el acceso a la información va a determinar el desarrollo de las naciones, que el mundo se ha transformado en una aldea global y que el conocimiento será el mayor recurso de las naciones. La realidad, es que la globalización económica ya no es una teoría, o un posible camino de la economía y el mercado, sino un hecho concreto que está cambiando por completo las estrategias económicas de todas las naciones, redefiniendo las relaciones internacionales y creando nuevos y poderosos patrones culturales.

Hasta acá podemos observar por una parte que la  sustitución de importaciones conocido como el modelo CEPALINO en Latinoamérica, no fue ni es el más favorables para el desarrollo de los países, y que el modelo de liberación del comercio o neoliberalismo económico, es un modelo económico que llego para imponerse en el mundo por sus ventajas para el desarrollo económico de los países, siempre y cuando se acondicionen para ser competitivos en los mercados internacionales y los gobiernos sepan negociar los TLC  para los sectores con asimetrías. Ahora bien, los países deben buscar hacer comercio internacional no solamente a través de TLC, se debe buscar la integración del país a través de:

Acuerdos Comerciales
Tratados de Libre Comercio
Uniones Aduaneras
Mercados Comunes
Mercado Único
Unión Económica y Monetaria.

En Diciembre 7 de 2006 el Diario La República de la ciudad de Bogotá, publico un artículo de mi autoría,   que titule “A propósito del TLC”,  por su vigencia voy a transcribir a continuación:

“Después del fracaso del sistema comunista, que mantenía cerrados los mercados internos de los países sometidos al régimen, bajo el monopolio del estado, que impedía el acceso a los estándares de desarrollo, logrado en los países democráticos o capitalistas, entraron a la economía de libre mercado cerca de tres mil millones de personas que, a través de los sistemas graduales o de choque en sus países, vinieron a engrosar la economía de mercado, es decir se incrementó la demanda de productos y servicios para el mercado existente y para la nueva corriente de compradores y vendedores. Este escenario es uno de los que llevo al mundo a una nueva organización del comercio, conocida como la globalización o apertura de la economía.

Es precisamente bajo este marco del mercado mundial, que se hace necesario establecer reglas de juego que permitan a los diferentes actores, saber a que atenerse. Tales reglas, precisamente son los tratados de libre comercio, la integración económica a través de bloques regionales, los convenios bilaterales o multilaterales, etc.

Para jugar en este contexto, los equipos deben representar todos los intereses del país y por tanto deben estar conformados por El Estado, Los Gobernantes, La Clase Política, Todos los Sectores de la Economía, La Academia, Los Sectores Agrícolas, Los Estudiantes, Los Sindicatos, etc. Bajo un solo objetivo: Que gane el país, entendiendo por ganancia la generación de  riqueza y el desarrollo de todas sus gentes, que les permita la erradicación de la pobreza y un mejor nivel de vida con futuro digno. 

Hay que señalar que los perdedores de este juego no son los que juegan sino los que no participan. El país que no entre al juego, pierde por doble “U” y queda rezagado y sumido en la pobreza. Estamos frente a un gran reto.  Es la oportunidad para salir de la retórica y pasar a la acción, demostrando toda esa capacidad innata de nuestra gente, para lograr que se apunte a unos objetivos claros y definidos, sin las improvisaciones que en el pasado le han costado tanto al país. Se debe pensar en proyectos a largo plazo y entre más largo sea el plazo, más pronto tenemos que empezar.

Colombia cuenta con sectores primarios y de producción, que representan fortaleza competitiva en el mercado, pero debe buscar con la ayuda de la ciencia y la tecnología, un mejoramiento continuo, que le permita alcanzar lugares de punta en el mercado, y una mayor generación de empleo en el país.

El mundo demanda cada vez más alimentos y materias primas. El éxito no es venderlos en sus estados primarios, sino transformarlos con valor agregado para el consumo. Por eso hay que fortalecer los sectores agrícolas, haciéndolos más productivos con sistemas  industrializados de producción limpia. Hay que recuperar el campo sustituyendo las armas por unas industrias generadoras de trabajo, invirtiendo en infraestructura, en ciencia, en tecnología, y en el principal elemento que es la gente, argumentos igualmente válidos para la minería y otros productos básicos que por falta de tecnología, exportan sus productos en estado primario, para que se procesen en otros países, perdiendo Colombia esos puestos de trabajo que se ocupan en el exterior.

 Para evitar la deslocalización de la industria colombiana y pérdida de empleos, trasladando sus procesos productivos a otros países, bajo el argumento de una mejor tecnología y una mano de obra más barata, se debe invertir como lo ha hecho China e India, para mencionar solo dos ejemplos de éxito, en educación, ciencia y tecnología, con adecuada infraestructura para que puedan funcionar nuestros empresarios con los mismos o mejores niveles de competitividad.

La economía de mercado es una oportunidad para el despertar colombiano y reconstruir lo que se ha dejado destruir en el campo y otros sectores productivos.”

Como se puede observar en el anterior artículo publicado en el Diario La República el 7 de Diciembre de 2006, cobra vigente frente a la problemática que hoy estamos tratando. La pregunta es: ¿que se ha hecho en Colombia y por qué hoy tenemos que estar afrontando estas manifestaciones de inconformidad, como está sucediendo desde hace diez días en la mayoría del territorio colombiano?

El sector campesino al igual que otros sectores continúan desprotegidos por la falta de emprendimiento por parte de los gobiernos,  de un plan basado en un proyecto país que involucre a todos los sectores sin preferencias como ha sucedido con la asignación de los  recursos de Agro Ingreso Seguro supuestamente destinados a los trabajadores del campo menos favorecidos.

Pero lamentablemente no nos quedamos ahí, la situación actual es consecuencia de la apatía del gobierno para con estos sectores y la falta de voluntad política de erradicar los problemas. El presidente Santos dijo en La W que los reclamos de los campesinos son «muy justos» porque los precios de los insumos suben y no encuentran mercados externos para sus productos.

El problema no es de falta de mercados, el problema es la falta de competitividad en la producción agrícola, esta no se puede dar si el gobierno no toma las acciones que le corresponden para lograr la competitividad y que los campesinos tengan estímulo para producir obteniendo precios justos que les generen utilidades y no perdidas como sucede ahora. Desde hace veinte años cuando se creó el Ministerio de Comercio Exterior en Colombia, del que su primer ministro fue el presidente Santos  y desde antes, en muchos foros, artículos, conferencias, reuniones gremiales etc. A raíz de la puesta en marcha de la APERTURA ECONOMICA, se advertía sobre la importancia de preparar al país para afrontar el reto de la globalización de la economía, invirtiendo en  infraestructura de carreteras, puertos, aeropuertos, vías fluviales como el Rio Magdalena, dragados de los canales navegables, sistemas de comunicación, etc., etc.  De la misma manera se insistía en que se debían desarrollar sistemas de producción que contaran con el apoyo del gobierno a través de políticas y herramientas para lograr eficiencia y productividad.

El problema ha sido la falta  de voluntad  y decisión política para llevar a cabo propuestas sencillas pero eficaces. En el Comité Asesor de Comercio Exterior, creado por el Ministerio de Comercio Exterior cuando Marta Lucia Ramirez fue ministra, instalados en las Cámaras de Comercio, en la de Bogotá, tuve oportunidad de trabajar en proyectos para el fomento de las exportaciones  que se presentaron a la Ministra y donde se recomendaba la creación de Clúster y cooperativas  para los sectores menos organizados y sin recursos. Igualmente se propusieron zonas francas agrícolas, pero la concentración de estos modelos de polos de desarrollo solo se enfocó en centros urbanos.

Si los costos de los insumos agrícolas son importados, hay mecanismos para que se les exonere de impuestos, el problema es que los que se están beneficiando son los sectores dominantes. Los campesinos asociados en cooperativas o en clúster para la producción, no tienen que incurrir en costos de importación de la maquinaria, el gobierno puede permitir la importación sin impuestos y no tiene que ser comprada sino que se pueden acoger a sistemas de importación temporal, permitiendo la terminación del régimen con depreciación en caso de que se quiera dejar la maquinaria en el país.  Al igual hay otros mecanismos que el gobierno puede accionar a favor de los sectores agrícolas para que  se industrialicen y no tengan que vender los productos primarios sino darles valor agregado para producir bienes finales de consumo. 

Los TLC no son el problema, el problema es la falta de voluntad del gobierno de turno y los políticos para que Colombia con todas las riquezas que tiene sea un país competitivo aprovechando los mercados internacionales para tener un desarrollo que favorezca no solo a las clases dominantes sino a sus  gentes menos favorecidas,   erradiquen la pobreza y tengan  un mejor nivel de vida con futuro digno.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s