SIEMBRA SIN FRUTOS

Sowing-Seeds-for-the-Future-medium1

POR: RAFAEL GUTIERREZ

Continuando con mis exploraciones,  sobre el por qué,  si hoy en día, hay un gran crecimiento numérico de asistentes a  las iglesias cristianas, lo  que supuestamente,  debería llevar a una transformación para salir de la maldad, siendo ejemplo de bondad para los que no han llegado y convirtiéndose en hacedores de lo correcto, como está escrito en la Biblia,  no está ocurriendo. Por el contrario,  el desastre moral continúa, pues el  dios de este mundo, ha cegado las mentes, generando   ceguera colectiva en la sociedad,   que hoy en día,  acepta toda forma inmoral como normal. Esto me ha llevado a continuar escribiendo  sobre este tema,  teniendo en cuenta que la corrupción en general, sigue avanzando como una mancha maligna  que está cubriendo al mundo.

Haciendo una analogía, con la parábola del sembrador utilizada por Jesús,  que encontramos en el evangelio de Mateo 13: 3 al 8 y 18 al 23, me  voy a referir sobre lo que hoy en día está ocurriendo con la predicación del evangelio en estas iglesias.

 “Y les dijo en parábolas muchas cosas como estas: Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.

 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla broto pronto porque la tierra no era profunda, pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que al crecer la ahogaron. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió al treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado. 

 Escuchen lo que significa la parábola del sembrador: Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibe la semilla que cayó sobre el terreno pedregoso, es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría, pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, enseguida se aparta de ella. El que recibió la semilla que cayó entre los espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno, es el que oye la palabra y la entiende. Este produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta el ciento por uno.” 

En esta enseñanza, encontramos tres aspectos fundamentales para que se dé una cosecha, y, ellos son: El sembrador que para esta analogía lo voy a llamar el predicador. La semilla, que es la palabra del evangelio, y,  la tierra, que es el oyente de la palabra.

Para efectos prácticos, podemos decir que para  obtener una buena cosecha, el agricultor (sembrador o predicador), debe primero que todo, hacer  una cuidadosa  selección de las semillas que va a sembrar, preparar la tierra, ararla  y  colocar abono;  después de preparada la tierra, Sembrar la semilla en esa buena tierra, cuidarla  irrigando, fertilizando  y limpiando la  maleza. En estas condiciones se tendrá una cosecha abundante.

Este mismo proceso es el que se debe seguir al enseñar el evangelio para lograr que  los redimidos den los frutos como consecuencia de la transformación por el poder de la palabra.

Lamentablemente, hoy, algunos predicadores, con intereses ocultos,  antes de preparar las predicas del evangelio,  para que activen la fe  por  el poder del Espíritu Santo, lo que preparan  son estrategias  para  un espectáculo de oratoria, elocuencia y drama, con  trasfondo musical que emocione a los asistentes, ofreciendo un portafolio de milagros. Estrategias que han resultado muy eficaces en la producción de falsos convertidos. Pareciera que estos predicadores antes de estudiar teología, hubieran estudiado  teatro, motivación y marketing de la fe. Son  show man y a eso lo llaman, equivocadamente: “estar ungidos.”

Otros, con buenas intenciones o por desconocimiento, para no confrontar a los pecadores, buscan hacer un mensaje fácil y sutil, lo diluyen cambiando el contexto  y predicando únicamente lo que los asistentes quieren oír. Esto hace que las personas, reciban un evangelio de medias verdades.

Las iglesias espectáculo, han atraído asistentes curiosos que  van a la iglesia porque les gusta la adrenalina y buscan los milagros que se ofrecen, pero no tienen ningún interés en la teología de Jesús.  Así lo hacían   los fariseos y curiosos que se arrimaban a escuchar a Jesús. A Estos se refiere Jesús al decir: “Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.”     Al oír la palabra acerca del reino, no la entienden, y si la entienden la ignoran o se pasa por alto, es mal interpretada, o incluso interpretándola bien, no se aplica.

En Estas iglesias  se busca que los asistentes,  como consecuencia del evangelio de la prosperidad que se predica, o por la emoción y alegría  que les genera el espectáculo, decidan por persuasión, o por influencia del grupo que los rodea, hacer una simple oración momentánea, producto de la alegría,  sin pasar por un  genuino y verdadero arrepentimiento. En contraste,  La Biblia nos dice que es  la tristeza que proviene de Dios la que produce arrepentimiento para salvación.

Este es el grupo al que se refiere Jesús cuando dice: “El que recibe la semilla que cayó sobre el terreno pedregoso, es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría, pero como no tiene raíz, dura poco tiempo.” Su arrepentimiento emocional que le genera  gozo, no puede permanecer, pues no es genuino ni proviene de un corazón puro.

La teología superficial de la comodidad y de la  prosperidad, sin predicar el juicio al pecado,  está engañando a los creyentes que quieren oír: milagros, (gracias a Dios por sus milagros), sobre  la libertad financiera, el bienestar personal, etc. olvidando que la cosmovisión del evangelio va más allá.  Se predica como un negocio  de manera codiciosa, sacando de contexto el verdadero sentido de la escritura y buscando que las personas  ofrenden  hasta tres o cuatro veces en un mismo servicio o evento donde se ferian los milagros. Un ejemplo común, es oír decir: “ la Biblia ensena que  lo que se siembra en la iglesia de  Dios, representara el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno al sembrador.”  Haciendo alusión a la parábola que estamos estudiando y la  que al referir las cifras,  se remitía al grado de fruto espiritual y absolutamente en nada a las ofrendas.

Las personas están recibiendo una  teología superficial y fuera de contexto, pues se toman solamente,  pasajes que hablan de la prosperidad, de la sanidad, de los milagros, etc. Pero, no se está predicando sobre el juicio de Dios. Cuando estas personas  se dan cuenta,   que las promesas de los predicadores no se hacen realidad en su vida, pues los siguen atormentando las deudas y la falta de los recursos, se preguntan: ¿Dónde está la prosperidad? A estas personas es que se refiere Jesús cuando dice: 

“El que recibió la semilla que cayó entre los espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas lo ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto.”

Estos grupos de personas son las que hacen ver que las iglesias crecen en número pero no dan  fruto. Por esto,   la maldad con la que conviven por su ceguera espiritual, continúa pues no   hay transformación. Y, lo que es peor, por la falta de conversión genuina y transformación, sigue creciendo la maldad  en la sociedad, como una   mancha maligna que  nos ha llevado, al grado de corrupción en que nos encontramos.

Jesús sabía que estos predicadores vendrían a su iglesia y por eso en Mateo 7: 15 y en otras citas del evangelio nos advierte: “Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.”

Estos predicadores, son a los que se refiere Jesús en  Mateo 7:21 a 23, donde  les hace la siguiente advertencia: “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrara en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?”  Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad”

Se está repitiendo lo que revela el libro de Ezequiel en el capítulo 13, del cual solo voy a referir los versículos 1 al 3 y el 10, pero sugiero que lean todo el texto en sus Biblias: “El Señor me dirigió la palabra: “Hijo del hombre, denuncia a los profetas de Israel que hacen vaticinios según sus propios delirios, y diles que escuchen la palabra del Señor. Así dice el Señor omnipotente: “! Ay de los profetas insensatos que, sin haber recibido ninguna visión, siguen su propia inspiración!…10 “Así es, en efecto. Estos profetas han engañado a mi pueblo diciendo: “! Todo anda bien!” pero las cosas no andan bien; construyen paredes de hermosa fachada.”

Esto es un paralelo de lo que está sucediendo hoy con los falsos predicadores, que andan en busca de popularidad, riqueza, protagonismo y figuración para que los halaguen.

La buena noticia es que, Dios tiene paciencia con su iglesia,  porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan y den frutos. Por esto,  su iglesia permanecerá por siempre y en las comunidades que se predique la palabra siguiendo los pasos del sembrador, es decir: Que exista un predicador lleno del Espíritu Santo,  con fe y sabiduría, fiel a las escrituras,  que escoja con discernimiento la semilla que es la palabra   que va  a predicar; preparando la tierra que es el creyente;  sembrar la buena semilla, cuidando  con amor y persistencia, regando y fortaleciendo que es el crecimiento y la fortaleza espiritual del creyente, se obtendrá la cosecha de que habla Jesús: “Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno, es el que oye la palabra y la entiende. Este produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta el ciento por uno.” Esta es la iglesia que Jesús espera encontrar en su segunda venida y la que lleva a la transformación de la sociedad que se encuentra en la perdición.

Doy gracias a Dios por los líderes cristianos que guiados por el Espíritu Santo, se han levantado al igual que lo que sucedió en los inicios de la reforma, para sacar a la luz y dar a conocer la verdad del evangelio consagrado en la Biblia.

Pido a Dios que llene los corazones de los que se han apartado de su verdad y los haga arrepentirse, los perdone y los transforme para que sirvan en obediencia a la obra de la iglesia, sin otro interés diferente que el de seguir la sana doctrina que Cristo nos enseña, para llevarla por todo el mundo hasta los confines de la tierra.

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